Castigos infantiles
En la
tarea de educar a nuestros hijos nos encontramos siempre ante situaciones
complicadas por diversos motivos; uno de ellos es su mal comportamiento, ya sea
puntual o habitual. Para reconducirles podemos utilizar diferentes vías: el
diálogo, reforzar las conductas correctas o castigar aquellas que se quieren
extinguir.
Cada
una de estas opciones tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por lo cual lo
más aconsejable es saber combinarlas de la manera correcta para conseguir de
los críos un comportamiento lo más adecuado posible. No debemos olvidar que son
niños y, por tanto, su capacidad emocional y de autocontrol está menos
desarrollada que en los adultos, por lo que no podemos esperar un
comportamiento perfecto.
Un
aspecto clave a la hora de tratar de modificar las conductas disruptivas de los
niños es recordar que no hay dos niños iguales. Si una cosa funciona para uno,
para otro no necesariamente tiene que valer. La educación no es una ciencia
exacta. No hay fórmulas mágicas que siempre resulten.
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