sábado, 27 de julio de 2013

“Feliz 28 de Julio a todos aquellos que quieren de corazón al Perú”


Este 28 de Julio, el Perú celebra un año más de independencia. Fue en aquel lejano 1821 que el gran libertador Don José de San Martín declaro al Perú como nación libre e independiente.
Ahora, después de 190 años, el Perú se encuentra en una de las mejores etapas de su historia. Sus magníficos monumentos arqueológicos, su exquisita y variada gastronomía y la diversidad de su geografía hace del Perú uno de los países más hermosos en América y el mundo. Con motivo de esta gran fecha, los peruanos celebraremos las fiestas patrias con mucho fervor y patriotismo.



Educa a tu hijo sin gritos!!!!


Gritar a los niños daña su personalidad y seguridad, y puede producir problemas en su salud mental, depresión y abuso de alcohol durante la adolescencia.
A tu hijo, oírte gritar le perturba. Si convertimos estas reacciones en algo habitual, él asociará el cumplimiento de las normas con el miedo. Con otro riesgo asociado: se asustará tanto de nuestras salidas de tono que acabará separándose y nos verá como una persona autoritaria, distante y lejana.

Pero esto no es todo. Cuando no nos controlamos, el mensaje pierde efectividad. El niño no nos ve como una figura de autoridad; al contrario. Los niños tienen mucha capacidad de observación y se dan cuenta de que estas reacciones se deben más a problemas de los adultos que a su propio comportamiento.
Técnicas para controlar tus nervios
 La necesidad de que el adulto aprenda a controlar sus emociones con el objetivo de que estos episodios de ira se vuelvan muy infrecuentes. Estas son algunas técnicas:
• Técnica del 5x5. Elige cinco momentos de la jornada, dos o tres por la mañana y dos o tres por la tarde, para cortar con tu actividad habitual y hacer algo que te relaje. Escucha una canción, hojea un libro, lee un artículo del periódico, come algo o charla con tus compañeros de algún tema que no tenga que ver con la oficina. No volverás a la rutina hasta cinco minutos después, periodo en el que sólo debes pensar en desestresarte y no en todo lo que te queda por hacer cuando pase ese tiempo. 
• El termómetro de la ansiedad. Se trata de establecer una regla de 0 a 10, donde 0 sería el estado de máxima relajación y 10 el de ansiedad total. Averigua a qué nivel de estrés estás y llegando a un nivel demasiado alto, haz algo relajante para bajar la tensión. 
• La respiración diafragmática. Coloca una de tus manos sobre el músculo diafragmático debajo del esternón; toma aire por la nariz de tal forma que la mano salga hacia afuera, llenando el abdomen. Expulsa el aire por la boca hasta que el abdomen se vacíe por completo. La respiración se hace en tres tiempos: inspirar, retener el aire unos cuatro segundos y espirar. Ponla en marcha cuando no estés muy alterada, pues así es más efectiva, y repite el gesto unas 10 o 15 veces. 
• Relajación muscular. Aprende a tensar y destensar los principales grupos musculares para saber qué se siente si el músculo está en tensión y si está relajado; de esta forma, identificarás cuándo tu cuerpo está a punto de perder los nervios. Comienza por las manos, apretando los puños unos cinco segundos y repitiendo el gesto 10 veces; continúa por la parte anterior de los brazos, flexionando hacia el cuerpo y hacia arriba y volviendo con rapidez a la posición inicial; para la parte posterior de los brazos, estíralos hacia el frente unos segundos, aprieta los puños y vuelve a bajarlos, y para los hombros, súbelos y bájalos con movimientos rápidos. Trabaja después la cara y las piernas y repite el proceso dos veces al día las primeras dos semanas. Después, será suficiente con hacerlos una vez al día.

La edad del NO.....

Alrededor de los dos años y hasta los cuatro, o incluso los cinco, los niños viven una etapa típica de negación. Con esta actitud, su objetivo no es fastidiar a sus padres, sino encontrar su propia identidad. Hasta los 18 meses, el niño se ve como parte de su madre, como un todo indivisible –ella le da de comer, le viste, le lleva de un lado a otro…-; pero a partir de esta edad, comienza a ganar autonomía y capacidad de movimiento y aumenta el conocimiento del mundo que le rodea, y es entonces cuando empieza a darse cuenta de que es un ser independiente.
Tu actitud, decisiva
Ni concederle todo lo que pide, ni ignorarle. Tu forma de reaccionar ante sus exigencias y negativas continuas es fundamental. Mantente en una posición ecuánime y tranquila, y sobre todo, coherente. Debes lograr la difícil tarea de conseguir que te obedezca y, al mismo tiempo, facilitar su conquista de la autonomía. Marcar unos límites claros a sus deseos de imponerse le ayudará a formarse un buen concepto de su propia individualidad. Sigue estos consejos:
·         Dale órdenes claras y directas. “No tires el juguete, “ponte las zapatillas”… No utilices las vaguedades –“trata bien el juguete que se rompe”- o las ironías –“las zapatillas están tristes y solas en la habitación”-, ni le des varias órdenes en una misma frase “ponte las zapatillas, lávate las manos y luego tómate el zumo”, porque se aturdirá y no seguirá ninguna.
·         Ni le grites ni discutas con él. Plantéale opciones cuando creas que él puede decidir –“¿jugamos a pintar o a hacer construcciones?”- o bien procura disuadirle y dejarle tiempo para reflexionar cuando te diga que no a algo que sabes que en el fondo le apetece –“si no vamos al parque no podrás montar en el columpio”.
·         Utiliza los tratos. Hazle ver una satisfacción al final de una orden. Así, comprenderá que ceder tiene su recompensa.

·         De la negación a la rabieta. Si después de un “no”, tu hijo no ha logrado imponerse, puede que su frustración termine en rabieta.  Mantenerte firme en ese momento es la mejor forma de ayudarle a superarla. Pequeños niveles de frustración son muy recomendables porque consiguen que el niño aprenda a diferenciar entre el deseo y la realidad, algo fundamental para enfrentarse al mundo el día de mañana. Por tanto, no cedas a sus peticiones por muy incómoda que sea la situación que te haga vivir tu hijo con su rabieta. Espera que se le pase y, a continuación, dialoga con él, tratándolo con cariño.