Gritar a los niños daña su
personalidad y seguridad, y puede producir problemas en su salud mental, depresión y abuso
de alcohol durante la adolescencia.
A tu hijo, oírte gritar le
perturba. Si convertimos estas reacciones en algo habitual, él asociará el
cumplimiento de las normas con el miedo. Con otro riesgo asociado: se asustará
tanto de nuestras salidas de tono que acabará separándose y nos verá como una
persona autoritaria, distante y lejana.
Pero esto no es todo. Cuando
no nos controlamos, el mensaje pierde efectividad. El niño no nos ve como una
figura de autoridad; al contrario. Los niños tienen mucha capacidad de
observación y se dan cuenta de que estas reacciones se deben más a problemas de
los adultos que a su propio comportamiento.
Técnicas para controlar tus nervios
La necesidad de que el adulto
aprenda a controlar sus emociones con el objetivo de que estos episodios de ira
se vuelvan muy infrecuentes. Estas son algunas técnicas:
• Técnica del 5x5. Elige cinco momentos de la jornada, dos o tres por
la mañana y dos o tres por la tarde, para cortar con tu actividad habitual y
hacer algo que te relaje. Escucha una canción, hojea un libro, lee un artículo
del periódico, come algo o charla con tus compañeros de algún tema que no tenga
que ver con la oficina. No
volverás a la rutina hasta cinco minutos después, periodo en el que sólo debes
pensar en desestresarte y no en todo lo que te queda por hacer cuando pase ese
tiempo.
• El termómetro de la ansiedad. Se trata de establecer una regla de 0 a 10, donde 0
sería el estado de máxima relajación y 10 el de ansiedad total. Averigua a qué
nivel de estrés estás y llegando a un nivel demasiado alto, haz algo relajante
para bajar la tensión.
• La respiración diafragmática. Coloca una de tus manos sobre el músculo
diafragmático debajo del esternón; toma aire por la nariz de tal forma que la
mano salga hacia afuera, llenando el abdomen. Expulsa el aire por la boca hasta
que el abdomen se vacíe por completo. La respiración se hace en tres tiempos:
inspirar, retener el aire unos cuatro segundos y espirar. Ponla en marcha
cuando no estés muy alterada, pues así es más efectiva, y repite el gesto unas
10 o 15 veces.
• Relajación muscular. Aprende a tensar y destensar los principales grupos
musculares para saber qué se siente si el músculo está en tensión y si está
relajado; de esta forma, identificarás cuándo tu cuerpo está a punto de perder
los nervios. Comienza por las manos, apretando los puños unos cinco segundos y
repitiendo el gesto 10 veces; continúa por la parte anterior de los brazos,
flexionando hacia el cuerpo y hacia arriba y volviendo con rapidez a la
posición inicial; para la parte posterior de los brazos, estíralos hacia el
frente unos segundos, aprieta los puños y vuelve a bajarlos, y para los
hombros, súbelos y bájalos con movimientos rápidos. Trabaja después la cara y
las piernas y repite el proceso dos veces al día las primeras dos semanas.
Después, será suficiente con hacerlos una vez al día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario